El cultivo in vitro de tejidos vegetales incluye una serie de técnicas en las que un trocito de tejido cultivado en asepsia y llamado explanto, mediante condiciones controladas puede llegar a generar una planta clónica igual que la planta madre de la que procede.
Esta técnica se basa en la capacidad de las células vegetales de regenerar una planta completa mediante la influencia de reguladores de crecimiento (fitohormonas) que se añaden al medio de cultivo (auxinas y citoquininas). Una proporción hormonal adecuada de ambas hace que las células diferenciadas (células con forma y función específica) se desdiferencien y se vuelvan células totipotentes, así se desarrollan las células madres de las plantas.
En función de los reguladores de crecimiento que se añadan al medio podemos obtener de esas células: tallos, raíces, embriones, callo, etc… Concretamente, el callo es una estructura vegetal tipo tumor, de crecimiento activo, con células en diferente estadío de diferenciación, que pueden regenerar órganos vegetales e incluso embriones para formar semillas artificiales. Es como si de un trocito de piel humana que se pusiera en medio de cultivo adecuado, se desdiferenciasen sus células en un aglomerado de células madres y regenerasen en embriones y, por lo tanto, clones humanos.
Por otro lado, tenemos a la bacteria fitopatógena Agrobacterium tumefaciens. Su forma de infectar a las plantas resulta muy interesante para la biotecnología, ya que es capaz de insertar en el genoma de las células vegetales una parte de su DNA del plásmido llamado T-DNA (DNA transferente) haciendo que las células fabriquen para la bacteria alimentos y esta pueda vivir de forma parasitaria en ellas.
Aprovechando la capacidad de regenerar una planta completa a partir de una célula vegetal somática, y las características especiales de Agrobacterium como vehículo de transporte de genes, podemos insertar genes foráneos de interés en el genoma vegetal artificialmente, ya que de forma natural sería impensable. Esta es una metodología que se realiza en el Servicio de cultivo de plantas de los Servicios Centrales de Apoyo a la Investigación. Es muy usada y extendida para la mejora genética vegetal (obtención de plantas transgénicas) pudiendo insertar en plantas genes de la misma especie, otras especies e incluso de animales, bacterias, etc.
Para ello hay que manipular el plásmido de Agrobacterium, introduciéndole la secuencia del gen que nos interesa estudiar in vivo, además de un gen chivato o de resistencia a alguna sustancia (normalmente antibióticos). Esta mejora extra les posibilitará la selección de las células que han adquirido el T-DNA y se multiplicarán en el medio específico frente a las que no lo tengan, que terminarán muriendo. En otros casos se incluye también la GFP, proteína fluorescente verde de una medusa que hace que los callos sean fluorescentes cuando se ilumina con luz azul permitiendo su selección in situ.
Cuando está todo preparado, se ponen en contacto los explantos con Agrobacterium. Después de sucesivos cambios de medio de cultivo (subcultivos) y eliminar Agrobacterium de los explantos, comenzarán a regenerar callo y finalmente tallo que tendrán los nuevos genes insertados. Este tallo se pone en un medio de enraizamiento, y ya tenemos una planta igual que la planta madre, pero con las características adquiridas del nuevo gen.
La confirmación definitiva se realiza mediante PCR, amplificando un fragmento del transgen. Solo queda pasarla al invernadero y ver si funciona. El gen foráneo, si es de la misma planta, puede sobreexpresar esa característica o puede silenciarla. Cuando es de otro organismo se le puede conferir una característica nueva nunca antes conseguida.
Ventajas de la metodología:
- El bajo coste que tiene el material que se emplea (material vidrio reutilizable) y aparatos.
- Se pueden conseguir plantas con características mejoradas en 2 años en el laboratorio si el experimento marcha bien. Pese a lo que pueda parecer, es una gran reducción de tiempo si lo comparamos con los programas de mejora genética clásica que pueden llegar a tardar incluso décadas.
- Este tipo de mejora genética está sometido a controles muy exhaustivos antes de salir al mercado, aunque su principal uso es para investigación.
También tiene sus inconvenientes:
- Los protocolos deben estar puestos a punto, llevando años de experimentos para conseguirlos.
- Es una metodología muy laboriosa. Los medios de cultivo, que se deben preparar en cada momento, son muy variados en función de la planta y el proceso de morfogénesis en el que se encuentre. Es necesario tener el material vegetal en condiciones óptimas llevando a cabo un mantenimiento constante. Cualquier contaminación o subida de temperatura de la cámara tira a la basura años de trabajo.
- Agrobacterium se inserta al azar en el genoma de cada célula, pudiendo afectar, según donde se inserte, a cualquier aspecto morfológico o fisiológico de la planta, llegando a no ser funcional y morir. Esto requiere generar en un experimento de transformación muchísimas líneas diferentes para garantizar su éxito.
- La bacteria solo infecta dicotiledóneas, por lo que también se utiliza otra metodología que dispara -literalmente- la secuencia genética de interés al genoma de la planta mediante una pistola de genes. Es lo que se conoce como biolística, también (mal) llamada biobalística.
Estos inconvenientes hacen que la obtención de plantas transgénicas sea uno de los cuellos de botella de la mejora genética dirigida. La gran variabilidad que hay en los protocolos, los cambios que hay que realizar en función del proceso de morfogénesis que se encuentre el explanto (a ojo de buen cubero) y la dificultad de reproducirlos en muchas ocasiones en el laboratorio hace que esta metodología dé más de un quebradero de cabeza.
Hay otros métodos de transformación genética, aunque este es uno de los más usados y efectivos. De esta forma se han obtenido plantas con resistencia a insectos, enfermedades, hongos; otras que crecen el doble de rápido; resistente a herbicidas; fruta que mejora sus características organolépticas (sabor, textura) y prolongan su tiempo de postcosecha, fruto que se emplea como vacuna al ingerirlo, modificación de la forma y color de la flor, etc. Es la forma de obtener y diseñar plantas a la carta.
Lara Silvia Jiménez Bermúdez
Unidad de Cultivo de Plantas